TIP #9 – ¡ Llega septiembre, mes de buenos propósitos para el nuevo curso !

-OK- Post Sept 5

El verano es una época de excesos: los helados, las cañas en las terracitas, las tapas, cenar fuera, etc. En fin, hemos bajado la guardia. Y tras este periodo llegan los remordimientos… y con ellos los buenos propósitos. En prioridad en la lista de nuestros objetivos para mejorar: comer más sano, adelgazar, hacer ejercicio, dejar algunos vicios (como el tabaco), ahorrar, aprender inglés, leer más, meditar, etc.

Nos exigimos tanto que al cabo de un par de semanas, todos los buenos propósitos se han quedado atrás.

¿Podrías reciclar la lista de propósitos del año nuevo? ¿Llevas formulando los mismos objetivos, años tras años? Esto demuestra que te has estado planteando metas genéricas, pocas realistas e inalcanzables.

¿Cómo puedes conseguir cumplirlos esta vez?

Avalándonos en los estudios de Psicología Positiva, te proponemos unas sugerencias para conseguir los objetivos que te propongas.

     1. Identifica tus objetivos esenciales. Empieza por pensar en los objetivos que son actualmente importantes para ti o que lo eran hasta hace poco.

     2. Ponte pocos objetivos. Haz una lista de entre uno (mínimo) y ocho (máximo) objetivos. Estarás más comprometido con ellos. Si aspiras a demasiado cambio, lo más probable es que acabes agobiado y abandones.

     3. Elige objetivos que te motiven. Para ello, deben cumplir los siguientes requisitos:

  • Relevantes para ti: que tengan sentido y valor para ti, que estén arraigados en tus intereses, en tu personalidad y no lo que desee tu entorno. No elijas metas solamente porque estén socialmente valoradas o por razones superficiales (e.g. buscar satisfacer tu ego, tener poder o fama, ganar dinero, ceder a las exigencias del entorno).
  • De conquista: dirigidos a lograr un resultado deseado (en vez de evitar consecuencias indeseables).
  • Armoniosos: se complementan, son compatibles entre sí. No intentes perseguir simultáneamente metas contradictorias porque no poder lograr una de ellas te causaría frustración (e.g. montar tu empresa no es compatible con pasar más tiempo con tu familia).
  • Flexibles: cambia tus metas si se presenta un obstáculo o una oportunidad.
  • De actividad: inicia experiencias nuevas (e.g. aprender un nuevo idioma, intentar un nuevo deporte) en vez de intentar mejorar tus circunstancias (e.g. mudarte, buscar un compañero de piso que no sea un desastre).
  • Ni muy fáciles ni muy difíciles: sino no te motivara.

     4. Aprende a formular objetivos alcanzables. Tu objetivo debe ser

  • Específico y medible: claramente definido, de manera que puedas ir evaluando los resultados y saber si ya lo has alcanzado. Esto distingue un deseo de un objetivo. Por ejemplo, cambia “voy a adelgazar” por “voy a perder 5 kilos”. Un objetivo genérico, debe traducirse en varias acciones concretas (submetas) que especifiquen como alcanzarlo. Para ello, descompón el objetivo principal en pasos intermedios y objetivos secundarios, más pequeños, concretos y cercanos que sean fáciles de realizar y de conseguir. Por ejemplo si tu objetivo general es perder 10 kg, fíjate primero el objetivo de perder 3 kg en 4 meses.
  • Realista y alcanzable: Detalla cómo lo vas a hacer diferente de lo que has hecho hasta ahora para que los resultados que obtengas sean diferentes de los que has obtenido hasta ahora. Un objetivo alejado de la realidad inmediata te llevara a dispersarte lo cual te frustrara y te desmotivara. Por ejemplo cambia “Voy a empezar a hacer ejercicio” por “Este mes voy a salir a correr los martes y jueves a las 7 durante 30 min″. O “Voy a dejar de fumar” por “Durante esta semana voy a eliminar el cigarro que fumo en la oficina después de comer”.
  • Con fecha límite: planifica cuándo lo vas a conseguir. Un objetivo sin fecha límite, realmente no es un objetivos sino más bien un deseo. Por ejemplo: “Haber perdido 3 kilos cuando llegue el 30 de septiembre”.
  • Estos dos últimos pasos son muy importantes ya que multiplican por tres las probabilidades de realizar satisfactoriamente aquello que te propongas. Cuando las metas son claras y que las cosas están planificadas, es más fácil activarnos y cumplir con ellas.

     4. Anticipa y prevé los obstáculos. Piensa en las dificultades que podrás encontrar en el camino y que podrían llevarte a abandonar (e.g. falta de tiempo, frustración, criticas externas, lasitud). Una vez que hayas identificados las posibles pegas, establece estrategias para superarlas.

     5. Recompénsate por cada paso conseguido.

     6. Comparte tus objetivos. Realiza un compromiso verbal contando tus objetivos a tus familiares o amigos. Anótalo por escrito y ponlo en un lugar visible.

     7. Disfruta del camino hacia tu meta

Recuerda que cada paso, por pequeño que sea te acerca a tu meta.

Siguiendo estos consejos, conseguirás sin duda cualquier objetivo que te propongas. Así que aprovecha el mes de septiembre para desarrollar nuevos proyectos y volver al trabajo con energía renovada. Recuerda que te ayudamos a ello con una serie de posts que empiezan aquí y siguen  aquíaquí y aquí 😉

Emilie RIVERA.

(Psicóloga, Coach y Especialista en Psicología Positiva)

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