Las vacaciones tienen beneficios notables pero poco duraderos si no cuidamos el modo en que nos reinsertamos en el trabajo y en la rutina familiar.
La idea es hacer una transición que nos haga volver a la rutina poco a poco. Es importante concederse un tiempo de adaptación para que el cambio no sea tan brusco al retomar la rutina, los madrugones y las responsabilidades.
Toma nota de estos trucos para que la transición sea más sencilla.
- No regreses de vacaciones el día anterior de volver a la oficina. Pasa tres o cuatro días en casa antes de incorporarte al trabajo. Tomate este tiempo para aclimatarte e ir estableciendo unos horarios y una rutina similares a la que llevas durante el resto del año. Así iras adaptándote poco a poco a las exigencias y a la rutina.
- Planifica los primeros días. Durante estos días en casa, pon orden e intenta organizar hasta el más mínimo detalle de la primera semana de incorporación. Para ello, usa una pizarra, post-its, etc., y deja tus anotaciones en lugares accesibles para toda la familia.
- Regula los horarios y tu reloj biológico. Procura acostarte más temprano, madrugar más y evitar la siesta durante esos días previos pasados en casa.
- Incorpórate al trabajo a mitad de semana. Eso te permitirá aclimatarte mejor a las tareas que realizar, trabajando menos la primera semana. Así evitaras los excesos.
Si pones en práctica estos consejos iras venciendo el llamado síndrome post-vacacional y podrás reconciliarte con tu rutina más rápidamente.
¿Ya te has incorporada al trabajo? Tienes 326 e-mails sin leer, hay tantos post-its pegados en la pantalla del ordenador que ni lo encuentras… Para conocer más estrategias acerca de cómo afrontar el mes de septiembre con optimismo te invitamos a echarle un vistazo al primer post de esta serie (aquí).
Y no te pierdas el siguiente dónde te enseñaremos cómo prolongar el veranito y los placeres.
(Psicóloga, Coach y Especialista en Psicología positiva)