Trabajar por lo que mereces
La mente es un sistema muy complejo, por lo que conviene que conozcamos mejor como funciona para que no nos arrastren sus contradicciones. Mucha gente hoy en día nos invita a confiar absolutamente en nuestras emociones, como si fueran más sabias que los pensamientos. Pero aunque muchas veces puede ocurrir que aquello que llamamos “tener una sensación” constituya el reflejo cognitivo-emocional de algo que se procesó tan rápido que ni nuestra consciencia lo percibió, no siempre es así.
La autoestima, por ejemplo es un mecanismo muy complejo: como es tan importante en nuestras vidas, activa diferentes procesos, así que muchas veces varios sentimientos aparecerán por una situación, que pueden llevarte a olvidar tus prioridades. Por ejemplo, puede que estés obsesionad@ con que en el trabajo alaben lo que haces, y así olvidar lo principal que crees que tienes que hacer en él. Si eso se vuelve más fuerte,tus ansias de validación nublarán tu profesionalidad. O en la pareja, es muy fácil confundir lo que siento o me apetece temporalmente, con el tipo de relación que quieres o el tipo de trato que mereces. ¿cómo resolvemos el entuerto? Una clave esencial son los procesos de consciencia.
Ambos mensajes están presentes a la vez en nuestra compleja mente: quiero esto o aquello,siento una cosa y luego su contraria. Si trabajamos nuestra calma, inhibimos nuestro ruido mental, podremos ser conscientes de lo que en realidad, profundamente y sin arrepentimientos, queremos en nuestra vida.
Prácticas como mindfulness, compasión, u otras propuestas desde la inteligencia emocional, están ahí para que nos protejamos de lo difícil, y no nos descentremos de lo prioritario, de cómo queremos vivir. Ya lo decía Pablo D’ors en su gran libro biografía del silencio, con su tarea “aprende en qué confiar”, invitando a observar más el cuerpo, que es más estable, que a pensamientos y emociones, que cambian constantemente.