Hoy quiero hablaros de otro tema muy importante: cómo gestionamos los miedos y otras emociones difíciles. La mayor parte de las personas ni siquiera se han planteado que pueden aprender diversas maneras de afrontar los retos, que cada vez le den más fuerza.
Vamos a empezar con este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=qTSYqRmxQaA&t=3s
Coméntanos qué te parece. Es de mis vídeos favoritos, ya que el miedo es simbolizado como algo que nos hace retroceder, pero en la mayoría de las ocasiones supone algo etéreo, voluble, sin un trasfondo real o importante. Suelo decir que, si existe un peligro o una mala noticia real en la vida, evidentemente nos dolerá. Pero el hecho de que construyamos sufrimiento por algo que realmente no sucede, sí que lo veo una tragedia, bastante absurda, además. Podemos cambiarlo y eso es lo que te propongo.
Richard Bednar y Scott Peterson investigan cuál es la importancia que tiene la autoestima a la hora de enfrentar retos. El problema de no hacerlo es que, queramos o no, consciente o inconscientemente, de modo implícito o explícito, nos estaremos diciendo algo nada neutro: “no puedo hacerlo”, “no soy capaz”, “mejor que no lo intente porque no valgo”. Evidentemente, aunque creamos estar protegidos con el hecho de no hacer nada (reflejado por el refranero español con expresiones como “virgencita, virgencita, que me quede como estoy” o “más vale malo conocido que bueno por conocer”), como si no intentar algo estuviese libre de efectos negativos, por supuesto causa algo que va a crearnos muchos problemas: el debilitamiento de nuestra autoestima. Sin embargo, si afrontamos el miedo a intentar lo que queremos:
- a) No dejaremos que el miedo se instale como un sistema predominante.
- b) Nos daremos cuenta de que somos capaces de enfrentarnos, aunque en el proceso experimentemos emociones difíciles.
- c) Después de varios ejemplos conviviendo con nuestras emociones difíciles, las normalizaremos, aprendiendo algo esencial como que es inevitable experimentar miedo, que las cosas no salgan como a uno le gustaría, y que, aun así, NADA ES TAN TERRIBLE. Por supuesto, cuando esto avanza, el miedo se debilita aún más
- d) Mi autoimagen mejora, junto con la consciencia de mis capacidades, porque me he visto enfrentando algo difícil, perseverando cuando en los primeros intentos no consigo. Me siento más madura, capaz, mejor director de mi vida, etc.