Queremos compartir con vosotros el caso de M., una encantadora mujer de 82 años que recientemente nos dejó boquiabiertos y con el corazón más que feliz.
M. llegó a nuestro centro aquejada de ataques de pánico. Su problema empezó a raíz de una prueba médica por la que tuvo que pasar y que marcó un antes y un después en su vida. . Empezó a sentirse agobiada en lugares cerrados, desarrolló ansiedad frente a la idea de estar enferma y le sobrevenían estas terribles crisis, que le ocasionaban entre otras cosas temblor de manos, palpitaciones aceleradas, sudoración, presión en el pecho y sensación de falta de aire. Estas crisis eran frecuentes y afectaban su vida de manera importante.
Empezamos la terapia. Tuvimos una sesión inicial de entrevista y una primera sesión de tratamiento. Luego la invitamos a nuestro taller de técnicas de relajación, en el que aprendió 3 técnicas: la relajación progresiva de Jacobson (ir tensando y relajando distintas partes del cuerpo), el entrenamiento autógeno de Schultz (imaginar sensaciones corporales, como calor o peso) y técnicas de respiración. Su favorita fue la segunda y, siendo sinceros, cuando nos lo dijo no nos sorprendió. Estaba totalmente relajada. Para la segunda sesión, la mejoría ya era evidente. La tercera sesión fue la del alta.
Siempre es muy gratificante ver cómo las personas que confían en nosotros van mejorando. M., por su parte, nos deja con lo siguiente:
-
-
- La efectividad de las terapias: que aunque no sea la regla, es totalmente posible superar un problema de tal magnitud en poco tiempo y con poca inversión de dinero. M. sólo invirtió en dos sesiones.
- Que se puede prescindir del tratamiento farmacológico, el cual acarrea efectos secundarios adversos y resulta más costoso económicamente.
- Y que con valentía y ayuda se puede dejar atrás las crisis de ansiedad aún con 82 años.
-